Cada risa, cada cariño, cada beso, cada mirada se transforma en una broma para el mundo y en una agonía sumida en una profunda incertidumbre. ¿Hay algún sentimiento mínimamente real?, en general la vida sigue y todo esto pasa velozmente, sin embargo, hay destellos de momentos, un segundo de pausa infinita en que la cercanía y la suavidad del simple roce piel con piel, voluntariamente mentiroso, crea la ilusión de que podría ser y que esas miradas, que no pasan desapercibidas en un mundo de gran fantasía, a veces parecen una incipiente verdad. Pero, finalmente, todo se diluye y ese segundo infinito llega a término y vuelve a explotar una sonrisa.
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